El Buen Deseo de Dios
Creo que todos estamos decididos a prosperar, y sabemos que la voluntad de Dios también es esa. El Apóstol Juan dice en su carta que el deseo del Padre celestial es que prosperemos en todo como nuestra alma prospera (3ªJuan 2).
Ahora la pregunta es, ¿cual es la clave?, ¿cómo hacemos para prosperar? ya que Dios es quien quiere que lo hagamos y está en su voluntad... y hemos probado diferentes maneras pero nos quedamos en el camino y cuando vemos que estamos por despegar, volvemos a quedar debajo, y después de un intento y otro comenzamos a conformarnos con ser una persona promedio, con todo lo que esto significa, ya que como Hijos de Dios sabemos que Su deseo y el nuestro es no ser promedio sino prósperos.
John L. Mason dice que “El promedio no es mas que estar en la cumbre del fondo”.
Cuando vemos cómo hay quienes logran éxito en lo que emprenden, nos preguntamos el secreto. Yo creo que el secreto está en el plan de Dios y la estrategia depende de mi relación personal con el Señor y mi disposición en estar a cuentas con Él; de esta manera podremos obtenerlo y ver el crecimiento en nosotros sin temor a equivocarnos.
La mayoría de las veces vemos la prosperidad solo como un bien material, sin embargo Juan dice “como tu alma”; por consiguiente en la medida que nosotros crecemos en Cristo por la fe, lo demás será por la consecuencia de nuestra fidelidad puesta en Jesús como Señor de nuestras vidas.
Ahora, debemos saber que la prosperidad tiene un precio, que no lo ponemos nosotros sino nuestro Señor, y ese precio es nuestro compromiso a servirle y estar viviendo cada día con el objetivo de crecer, ya que para alcanzar esta prosperidad, no se sube en ascensor, sino escalón por escalón.
Deuteronomio 29:9 “Guardad, pues, las palabras de este pacto y ponedlas por obra, para que prosperéis en todo lo que hagáis” Este pasaje es clave para este dilema de cómo salir del promedio. Dios se lo dijo a su pueblo y hoy nos dice a nosotros lo mismo: guardar su palabra y ponerlas por obra, entonces debemos vivir una vida en obediencia y en santidad.
Si nuestra vida es de obediencia será una vida de prosperidad, si no lo es no podemos reclamarle a Dios nada, ya que es su deseo que tú seas prosperado en todo…
Rev. Adhemar Charlin
Creo que todos estamos decididos a prosperar, y sabemos que la voluntad de Dios también es esa. El Apóstol Juan dice en su carta que el deseo del Padre celestial es que prosperemos en todo como nuestra alma prospera (3ªJuan 2).
Ahora la pregunta es, ¿cual es la clave?, ¿cómo hacemos para prosperar? ya que Dios es quien quiere que lo hagamos y está en su voluntad... y hemos probado diferentes maneras pero nos quedamos en el camino y cuando vemos que estamos por despegar, volvemos a quedar debajo, y después de un intento y otro comenzamos a conformarnos con ser una persona promedio, con todo lo que esto significa, ya que como Hijos de Dios sabemos que Su deseo y el nuestro es no ser promedio sino prósperos.
John L. Mason dice que “El promedio no es mas que estar en la cumbre del fondo”.
Cuando vemos cómo hay quienes logran éxito en lo que emprenden, nos preguntamos el secreto. Yo creo que el secreto está en el plan de Dios y la estrategia depende de mi relación personal con el Señor y mi disposición en estar a cuentas con Él; de esta manera podremos obtenerlo y ver el crecimiento en nosotros sin temor a equivocarnos.
La mayoría de las veces vemos la prosperidad solo como un bien material, sin embargo Juan dice “como tu alma”; por consiguiente en la medida que nosotros crecemos en Cristo por la fe, lo demás será por la consecuencia de nuestra fidelidad puesta en Jesús como Señor de nuestras vidas.
Ahora, debemos saber que la prosperidad tiene un precio, que no lo ponemos nosotros sino nuestro Señor, y ese precio es nuestro compromiso a servirle y estar viviendo cada día con el objetivo de crecer, ya que para alcanzar esta prosperidad, no se sube en ascensor, sino escalón por escalón.
Deuteronomio 29:9 “Guardad, pues, las palabras de este pacto y ponedlas por obra, para que prosperéis en todo lo que hagáis” Este pasaje es clave para este dilema de cómo salir del promedio. Dios se lo dijo a su pueblo y hoy nos dice a nosotros lo mismo: guardar su palabra y ponerlas por obra, entonces debemos vivir una vida en obediencia y en santidad.
Si nuestra vida es de obediencia será una vida de prosperidad, si no lo es no podemos reclamarle a Dios nada, ya que es su deseo que tú seas prosperado en todo…
Rev. Adhemar Charlin